11 de abril de 2013

The loser

A veces aparece ese sentimiento. Es una sensación de pérdida que hace que todo tu mundo (o lo que creías que era) se venga abajo. Solo tienes un par de opciones y ninguna de ellas te parece que se pueda traducir en un triunfo. Más bien resuena en la cabeza como un fracaso. O eso es lo que no puedes evitar pensar.

- No, lo siento. Por ahora solo tenemos unas prácticas. No son remuneradas, pero tienes la oportunidad de aprender.

- Ya, gracias. Pero tengo treinta años y ya tuve un contrato en prácticas durante dos años. Lo que quiero es trabajar, con un contrato profesional y, a poder ser, un sueldo digno.

- Me temo que no es posible por el momento...Entiéndalo, la crisis...hay que adaptarse a lo que hay...Se toma o se deja...

Bueno, pues visto el panorama, mejor lo dejo...¿Qué me queda? ¿Idiomas? Vamos a por ello.

Es el tercer intento pero creo que esta vez será la definitiva. Es ahora cuando, a menudo, me surge otra cuestión. Prefiero no pensar en ello pero la gente te pregunta y esperan una respuesta. Así que me decido a darle vueltas al cerebro:

- Una vez que adquieras un nivel alto de inglés, ¿qué vas a hacer?¿volverás a tu país?

- Umm, eso tenía pensado.

- ¿Para trabajar como periodista?

- Pues me parece que eso va a ser complicado incluso con conocimientos de inglés.

-¿Entonces?

- ...(silencio)

He ahí la gran pregunta...Dilemas aparte, te invade esa sensación de que nada es como debería ser. Pobre desgraciada que no consigue aspirar a la estabilidad profesional que todo su entorno, y ella misma, daba por sentada hasta hace solo tres años (aunque la situación empezara a cambiar antes). Mil preguntas todos los días con las respuestas bailando en el aire y sin saber cuál es la acertada (aunque quiero pensar que hay más de una).


Mucha gente habla del asunto porque no soy la única afectada. Cuando esto sucede, hay otros que apuestan por cambiar de tema (este está ya muy manido). Sin embargo, se reincide. Son problemas que nos afectan y no podemos ignorarlos. Pero es en ese momento cuando me sorprendo leyendo un artículo del economista y periodista mexicano Luis Miguel González. El trabajo en cuestión se publica en la revista digital "fronterad" y se titula "No le tengo lástima a España".


Digo que me sorprende en un sentido positivo. No es que de pronto no existan dudas sobre el futuro o haya encontrado una solución a mis problemas. Nada más lejos de la realidad. Pero sí lo siento como un soplo de aire fresco y una llamada de antención para dejar de "llorar". No siempre fuimos ricos y prósperos, con carrera universitaria y con un abundante abanico de opciones. No es la primera vez que el porvenir se presenta más oscuro de lo deseado. No por vivir en una economía emergente se tiene más dinero o se vive mejor (algunos sí, pero la gran mayoría de la población no), ni hay que olvidar que hoy se está arriba y mañana abajo.

De vez en cuando es recomedable un buen tirón de orejas. Nadie sabe lo que vendrá, pero solo uno puedo hacer algo al respecto. Puede que en el futuro no se vislumbre el periodismo. Y puede que no viva en España. Pero, ¿quién sabe? Afortunadamente uno ha nacido para hacer muchas cosas. Ahora solo me queda descubrir cuáles.


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