14 de mayo de 2012

El mal del español

Es cierto que uno se siente solo y extraño cuando vive en un país extranjero, donde no conoce a nadie y donde el idioma puede ser un problema, sobre todo los primeros meses. Pero no entiendo esa necesidad de relacionarse solo con la gente que proviene del mismo país que tú. Sólo llevo dos semanas en Brighton, pero ya he conocido a un montón de españoles que han venido a buscarse la vida. Algunos por falta de oportunidades en España y otros simplemente para cambiar de aires. Sin embargo, un factor común en todos ellos es que comparten el piso con otros españoles, salen de fiesta todos juntos y, la mayoría de las veces, trabajan también juntos. Un pequeño país dentro de otro. Lo mejor viene cuando les preguntas:

"¿Y qué tal llevas lo del idioma?".
Entonces te responden: "Muy bien, sin problemas".
Un poco incrédula, vuelves a preguntar: "Pero, ¿vas a clases de inglés?"
Sus respuestas: "No, todavía no lo he mirado".
Llega la repregunta: "¿Y cuánto tiempo llevas en Brighton?".
"El mes pasado hizo un año".

Es como si vivieran en España pero sin la familia cerca. A lo mejor ahí está la clave...
En fin, sea como sea, mi primera lección británica es: relaciónate con españoles, porque tampoco puedes huir de ellos, pero intenta crearte un grupo paralelo (inglés o internacional) para que tu estancia en esta isla resulte fructífera. Si no es muy probable que vuelvas a España con un nivel de inglés similar al que tenías al llegar. Y es que  no son solo gallegos o asturianos. Todos los españoles estamos my bien repartidos por el mundo.
También influye la famosa maldición de la generación perdida. Cuando los hermanos mayores se aventuraban a vivir en el extrajero después de la carrera universitaria, solo se encontraban con ingleses, filipinos y polacos. Encontrarse a un español era un milagro que hacía que se te saltaran las lágrimas. Ahora, cuando esta generación decide emigrar, lo hacen todos juntos.

5 de mayo de 2012

Una más...

Una más. Son muchos los licenciados españoles que han tenido que emigrar a otros países para buscar una alternativa a la situación de paro y desesperación que se vive en España. Bueno chicos, ya os hago compañía yo también en Inglaterra...Y como vosotros, no es por gusto.  Estoy convencida de que poca gente viene por voluntad propia a esta isla donde los enchufes tienen tres pinchos, las habitaciones no tienen persianas, desayunan judías y comen sandwiches, y donde el cielo gris y plomizo te quita las ganas de vivir.

Pero, c´est la vie!! Si no fuera por el dichoso bilingüismo...Estoy segura de que los ingleses no saben la suerte que tienen de no estar obligados a aprender otro idioma para conseguir un trabajo precario que esté mínimamente relacionado con lo que estudiaron en la facultad. Porque encima, no es que el saber dos idiomas te vaya a proporcionar un trabajo digno de vuelta a la patria. No! A estas alturas, y tal y como está el panorama, cuando nos dispongamos a volver a España con nuestro Perfect English, nos dirán que por qué no sabemos chino o árabe, que son los idiomas del futuro...O tal vez el alemán.

En fin, no me quiero quemar la sangre porque solo llevo cuatro días. Pero el asunto promete. Primera entrevista de trabajo (que, por obra y gracia de la crisis, ya es una suerte) para trabajar en la cocina de un bar...y a ver si sale adelante porque somos ciento y la madre buscando trabajo aquí. Lo más gracioso que es el que puede ser tu jefe es un medio inglés/japonés que habla que se las pela y vocaliza lo justo. Una parodia. Pero son cosas de la vida moderna que dan un poco de chicha. Todos desperdigados por el mundo en busca de historias...

La próxima...en estas líneas...