Acabo de leer un reportaje sobre Écija y su particular ubicación geográfica, lo que le otorga el sobrenombre de "sartén de Andalucía"...algunos ya le añaden lo de "sartén de España". La verdad, es la primera vez que agradezco el gélido aire acondicionado que hay en la redacción y que, a veces, provoca que mis dientes castañeen. Debo reconocer que el autor del artículo es bueno porque he sentido en la piel el calor que describía en su crónica sobre este pueblo andaluz.
A veces me pregunto: ¿qué será más fácil, el periodismo o la literatura? Muchos dirán que se pueden mezclar ambas cosas, otros dirán que no se deben confundir. Cuando estudiaba, estaba convencida de que era más fácil narrar lo que uno sabe a ciencia cierta. Se trata de plasmar en palabras la suma de lo que le han contado y tiene una base real que te orienta y te impide equivocarte.
Ahora estoy segura de que sí te puedes equivocar por más que las fuentes consultadas te aseguren que estás en lo cierto. Como encima se contradigan unas a las otras, se te monta un cacao en la cabeza y la historia se te "chafa" después de dedicarle horas y con la presión de que tienes que rellenar el hueco en la maqueta. No sé. Ahora pienso que quizá tendría más sentido que me dedicara a otra cosa y dejara mi vena de "plumilla" para las hojas inventadas. No toda la literatura tiene que ser ficción (como bien claro dejan las listas de los libros más vendidos), pero a mí es la que más me gusta.
Después de tanto espíritu periodístico con el que tienes que "luchar" por tus fuentes para añadir una frase simbólica a lo que ya han publicado otros medios, estoy cansada. Encuentro mucho más gratificante imaginarme un escenario, unos personajes y una situación que me hagan olvidar el resto. El problema: ¿podré vivir de ello? Creo que no...Aún así no me lo quitaré de la cabeza por si acaso...
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